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El capitán Haddock
Haddock, el inseparable y gruñón compañero de Tintín, no se convierte en un auténtico protagonista hasta el álbum La estrella misteriosa.
En El cangrejo de las pinzas de oro tiene lugar su aparición estelar, pero apenas como un personaje secundario, que no tendría todas las garantías de regresar en nuevas aventuras. Sin embargo, desde el momento en que Haddock se instala en la serie, ocupa un lugar importante que llega incluso a eclipsar en ocasiones al mismo Tintín. Hay que decir que el capitán tiene una talla fuera de lo común, que probablemente hace de él uno de los héroes más sorprendentes de todo el mundo del cómic. Este personaje, del cual Hergé declaró haber sido inspirado por el propio Edgar Pierre Jacobs (¡a pesar de que fue dibujado antes de que estos dos hombres se conocieran!), posee una riqueza de rasgos que puede compararse a una figura grande de las mejores novelas.
Es a la vez jovial y adusto, poderoso y lleno de brío, vividor y charlatán; el capitán es de esos tipos que encandilan desde la primera lectura, y no se olvida una vez se le ha conocido. El gusto por el alcohol es casi legendario y platónico, lo que le impide estar a la altura de su más que dudoso título de Presidente de la liga de marinos antialcohólicos.
El lado humano del capitán contrasta y complementa, de manera magistral, la pluscuamperfección de su gran amigo. En efecto, creo que si el capitán no existiese habría que inventarlo, quizá incluso para hacer más creíble a Tintín...
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